Polémico acuerdo
9 de abril de 2012
Ivan Safronov Jr, enviado especial de Kommersant
Ivan Safronov Jr, enviado especial de Kommersant
Rusia se beneficiará tanto comercial como
políticamente de la creación de un centro de tránsito de la OTAN en
Ulianovsk, aunque el Kremlin tendrá que convencer a la población de que
no está poniendo en riesgo la seguridad nacional.
800 personas participaron en una marcha organizada en contra del acuerdo. Fuente: Itar Tass |
En febrero surgieron los primeros informes acerca de los planes de
Rusia y EE UU que consideraban seriamente la posibilidad de establecer
un centro de transbordos en Ulianovsk, Rusia, para facilitar el
transporte de bienes desde Afganistán a otros destinos. Curiosamente,
ambos países se encuentran en un punto muerto en las negociaciones sobre
Irán, Siria y el sistema antimisiles.
Casi todos los oficiales de alto rango que comenzaron las negociaciones creen que el acuerdo no supone una amenaza para la seguridad nacional. Anatoli Serdiukov, ministro de Defensa, declara en una carta dirigida a la Duma Estatal que el punto de transbordo “sirve a los intereses militares de Rusia”. Explica que será el ministerio de Transporte, y no el de Defensa, el que asista a EE UU y la OTAN, ya que el mencionado centro no será una base militar. Además, toda la carga deberá pasar por la aduana. El general y Jefe del Estado Mayor, Nikolái Makarov apoyó a Serdiukov y declaró que el ministerio de Defensa estaba listo para firmar un contrato para el tránsito multimodal de cargamento desde Afganistán.
Dmitri Rogozin, ex representante de Rusia ante la OTAN y actual vice primer ministro responsable del complejo industrial militar, también realizó declaraciones. Pidió que no se dramatizase acerca del proyecto. “Se trata de un tránsito comercial, lo que significa que Rusia obtendrá dinero por ello. No creo que se pueda calificar de traición a la patria el transporte del papel higiénico de la OTAN vía Rusia”, escribió en su cuenta de Twitter.
Casi todos los oficiales de alto rango que comenzaron las negociaciones creen que el acuerdo no supone una amenaza para la seguridad nacional. Anatoli Serdiukov, ministro de Defensa, declara en una carta dirigida a la Duma Estatal que el punto de transbordo “sirve a los intereses militares de Rusia”. Explica que será el ministerio de Transporte, y no el de Defensa, el que asista a EE UU y la OTAN, ya que el mencionado centro no será una base militar. Además, toda la carga deberá pasar por la aduana. El general y Jefe del Estado Mayor, Nikolái Makarov apoyó a Serdiukov y declaró que el ministerio de Defensa estaba listo para firmar un contrato para el tránsito multimodal de cargamento desde Afganistán.
Dmitri Rogozin, ex representante de Rusia ante la OTAN y actual vice primer ministro responsable del complejo industrial militar, también realizó declaraciones. Pidió que no se dramatizase acerca del proyecto. “Se trata de un tránsito comercial, lo que significa que Rusia obtendrá dinero por ello. No creo que se pueda calificar de traición a la patria el transporte del papel higiénico de la OTAN vía Rusia”, escribió en su cuenta de Twitter.
En cualquier caso, el procedimiento parece bastante sencillo: el
cargamento llegará por aire a Rusia desde Afganistán, eludiendo
Uzbekistán. En Rusia, se organizarán trenes de cargamento para los
países miembro de la OTAN. El aeropuerto de Ulianovsk-Vostochni se
convertirá en el centro de transbordos para el cargamento de la OTAN.
Resulta reseñable que Rusia y EE UU hayan sido capaces de llegar a un acuerdo en medio de las numerosas disputas sobre diferentes asuntos: Siria, Irán y el escudo antimisiles. El bonito gesto de Moscú debería interpretarse de varias maneras. Es posible que realmente el transbordo del cargamento de la OTAN y EE UU sirva a los intereses nacionales de Rusia, aunque en este caso hay que resaltar el contexto político. Una de las principales tareas a las que se enfrentará el presidente electo Vladímir Putin durante los primeros años de su mandato será la de mejorar las relaciones con Occidente, con el escudo antimisiles en juego. Aparentemente, este gesto de buena voluntad de Putin está dirigido a mostrar la buena disposición de Rusia para emprender un diálogo con EE UU, en medio de las diferencias actuales.
Aunque el precio de este gesto puede resultar caro. En primer lugar, nadie sabe con seguridad por qué la administración uzbeka se ha negado a proporcionar tránsito al cargamento de la OTAN. No se puede descartar que tuvieran serias preocupaciones acerca de la transformación de la estación de tránsito en una base militar, aunque camuflada. Es más, el tránsito de equipamiento de la OTAN a través del espacio aéreo y ferroviario ruso supone en esencia la revelación de instalaciones a un enemigo potencial, que puede ser interpretado como un debilitamiento de la capacidad de defensa de la zona de los Urales y de todo el país. En segundo lugar, se trata de la primera instalación de este tipo en Rusia, y puede afectar a la cooperación técnica y militar con otros países no-occidentales, como China, Siria, Vietnam y, especialmente, Argelia. El número de leales compradores de armamento y equipamiento militar ruso decrece de año en año, y al mismo tiempo ven a Rusia como un aliado en su enfrentamiento con Occidente. En tercer lugar, la posición rusa en relación a Siria e Irán no aporta ningún beneficio a EE UU, y cada vez parece estar más claro que Moscú va a hacer todo lo posible para ayudar a los regímenes de estos países y para impedir una interferencia de la OTAN. En caso de que las tropas de la OTAN ataquen Teherán y Damasco, el centro de tránsito en Rusia se convertirá en una moneda de cambio para futuras negociaciones.
La pregunta acerca de si el aeropuerto de Ulianovsk-Vastochni se va convertir en un punto de tránsito para la OTAN y los EE UU ya ha sido respondida. El asunto ha estado sobre la mesa del gobierno ruso. Para cuando Vladímir Putin inaugure su nueva presidencia, el 7 de mayo, el documento ya habrá sido firmado. Una vez que vuelva al Kremlin, será el propio Putin el que tenga que negociar una serie de cuestiones con EE UU y la OTAN. El asunto de Ulianovsk-Vostochny será como un as guardado en la manga.
Resulta reseñable que Rusia y EE UU hayan sido capaces de llegar a un acuerdo en medio de las numerosas disputas sobre diferentes asuntos: Siria, Irán y el escudo antimisiles. El bonito gesto de Moscú debería interpretarse de varias maneras. Es posible que realmente el transbordo del cargamento de la OTAN y EE UU sirva a los intereses nacionales de Rusia, aunque en este caso hay que resaltar el contexto político. Una de las principales tareas a las que se enfrentará el presidente electo Vladímir Putin durante los primeros años de su mandato será la de mejorar las relaciones con Occidente, con el escudo antimisiles en juego. Aparentemente, este gesto de buena voluntad de Putin está dirigido a mostrar la buena disposición de Rusia para emprender un diálogo con EE UU, en medio de las diferencias actuales.
Aunque el precio de este gesto puede resultar caro. En primer lugar, nadie sabe con seguridad por qué la administración uzbeka se ha negado a proporcionar tránsito al cargamento de la OTAN. No se puede descartar que tuvieran serias preocupaciones acerca de la transformación de la estación de tránsito en una base militar, aunque camuflada. Es más, el tránsito de equipamiento de la OTAN a través del espacio aéreo y ferroviario ruso supone en esencia la revelación de instalaciones a un enemigo potencial, que puede ser interpretado como un debilitamiento de la capacidad de defensa de la zona de los Urales y de todo el país. En segundo lugar, se trata de la primera instalación de este tipo en Rusia, y puede afectar a la cooperación técnica y militar con otros países no-occidentales, como China, Siria, Vietnam y, especialmente, Argelia. El número de leales compradores de armamento y equipamiento militar ruso decrece de año en año, y al mismo tiempo ven a Rusia como un aliado en su enfrentamiento con Occidente. En tercer lugar, la posición rusa en relación a Siria e Irán no aporta ningún beneficio a EE UU, y cada vez parece estar más claro que Moscú va a hacer todo lo posible para ayudar a los regímenes de estos países y para impedir una interferencia de la OTAN. En caso de que las tropas de la OTAN ataquen Teherán y Damasco, el centro de tránsito en Rusia se convertirá en una moneda de cambio para futuras negociaciones.
La pregunta acerca de si el aeropuerto de Ulianovsk-Vastochni se va convertir en un punto de tránsito para la OTAN y los EE UU ya ha sido respondida. El asunto ha estado sobre la mesa del gobierno ruso. Para cuando Vladímir Putin inaugure su nueva presidencia, el 7 de mayo, el documento ya habrá sido firmado. Una vez que vuelva al Kremlin, será el propio Putin el que tenga que negociar una serie de cuestiones con EE UU y la OTAN. El asunto de Ulianovsk-Vostochny será como un as guardado en la manga.
No hay comentarios:
Publicar un comentario