MONTEVIDEO (Uypress) - Hoy se cumplen 40 años del asesinato de 8 obreros comunistas en la seccional 20 del Paso Molino por parte de las fuerzas de seguridad. Siete murieron en el momento y un octavo luego de once días de agonía.
Centenares de efectivos militares y
policiales rodearon la manzana de la avenida Agraciada. A la 1.10
comenzaron a atacar el local con fuego de ametralladora durante media
hora. Habían apostado tiradores en los techos de las inmediaciones.
Todos los testigos confirmaron posteriormente que desde el seccional del
Partido Comunista nunca partieron disparos.
Terminado el
ametrallamiento los efectivos entraron en el local y sacaron a la calle a
los militantes que salieron con las manos en alto. Uno de los oficiales
que no ha sido identificado gritó “mátenlos a todos” uno de los
efectivos vació su pistola contra uno de los obreros y posteriormente
otros siete fueron acribillados, la mayoría por la espalda.
El capitán Wilfredo Busconi fue herido
por una bala de calibre militar. El entonces diputado Jaime Pérez
señaló: "Nuestros compañeros no tenían armas, se produjeron disparos
diversos, cayó herido el capitán y lo único lógico que puede pensarse es
que la bala que hirió a Busconi debe buscarse entre las que disparaban
diversos sectores de las Fuerzas Armadas".
Uno de los vecinos
dijo: "Vi cómo los fusilaron y cómo a uno de ellos lo golpearon con la
cantonera del fusil estando arrodillado". Contó que uno de los heridos,
Raúl Gancio, que había quedado en la pared de la ferretería, reclamó
durante horas que no lo dejaran morir desangrándose porque tenía una
hija y que lo llevaran al hospital. Murió desangrado. El testimonio fue
respaldado por el senador del Partido Colorado Amílcar Vasconcellos.
Jaime
Pérez denunció a la Cámara de Representantes que "a la 1.30 de la
madrugada ya había dos ambulancias de Salud Pública, con sus médicos y
personal respectivo, que ansiaban socorrer y salvar la vida a los que
estuvieran heridos de gravedad. Sin embargo, no se les permitió
aproximarse hasta las 7.30 de la mañana. Es decir que estuvieron seis
horas plantados mientras dos de estos compañeros se desangraban y por
esa vía morían".
Uno de los vecinos testimonió: "Siendo las 5 de
la mañana, quisimos salir con un médico para prestar asistencia a dos
heridos que estaban tirados en la calle y todavía se movían. Varios
soldados nos lo impidieron violentamente”.
Los mártires de la
seccional 20 son: Luis Alberto Mendiola, tenía 46 años y era difusor
regional del diario El Popular, le dispararon seis veces.
Elman Fernández era el sereno del local del PCU, murió de dos disparos, su padre era violinista de la Orquesta del SODRE.
Raúl
Gancio, obrero del vidrio, de la fábrica CODARVI, tenía 37 años. Le
disparan una sola vez. La bala lo hiere en el vientre y cae. Agoniza
durante toda la noche desangrándose. Pide que lo atiendan, pide por su
hija, pide que no lo dejen morir.
Justo Sena, obrero curtidor y
textil le dispararon tres veces. La primera bala, que le da en el pecho,
lo tira hacia atrás. Cae y le dan un balazo en el vientre. Lo rematan
en el suelo pro todavía no muere. Con una hemorragia interna llega hasta
el amanecer.
Ricardo González, obrero panadero, tenía 21 años le disparan un balazo en la nuca.
José
Abreu, obrero metalúrgico, con 37 años, un balazo en el pecho le
perfora el pulmón. Cuando ya está caído en la calle le disparan otra
vez. La bala le ha atravesado la médula espinal, y le paralizó las
piernas. Muere unas horas más tarde.
Ruben López, primero le dan un tiro en la nuca y cuando cae lo rematan de un balazo en la cabeza.
Héctor
Cervelli, era obrero metalúrgico, fue herido en la cabeza, fue el único
trasladado por una ambulancia hasta el Hospital Militar donde muere el
28 de abril de 1972.
La masacre cometida cuando todavía gobernaba
Juan María Bordaberry presidente electo y regía el Estado de Guerra
Interno aprobado por el parlamento luego de los asesinatos cometidos por
el MLN contra miembros del Escuadrón de la Muerte el 14 de abril,
todavía se mantiene impune.
El expediente fue archivado en dos
oportunidades por la Justicia; en ambas ocasiones, a instancias del
fiscal Enrique Möller, que consideró en un primer momento que los
militares participes del operativo actuaron bajo obediencia al mando
superior y que el autor “intelectual” del atentado, el ex ministro de
Defensa Nacional, general Enrique Magnani, había fallecido, por lo cual
no cabía una investigación. El juez Penal de 10º Turno, Rolando Vomero,
archivó el caso pero hizo constar su discrepancia, puesto que, durante
la instrucción, se comprobó “la verdad histórica y material” de los
homicidios cometidos por efectivos de las Fuerzas Conjuntas “sin
provocación o ataque previo alguno” y sin que se pudiera alegar “defensa
propia”, como decía el comunicado de la época. Familiares de las
víctimas presentaron un escrito solicitando la reapertura del caso. El
escrito incluía una denuncia concreta contra el ex dictador Juan María
Bordaberry por su “presunta responsabilidad en concepto de coautor” de
los homicidios.
La ampliación de la denuncia contó con el
respaldo de la Comisión de Familiares de Asesinados Políticos, de la
Comisión de Derechos Humanos del PIT-CNT, y de más de 150 firmas de
senadores, diputados, sindicalistas y personalidades de la cultura. La
Fiscalía aceptó la solicitud y el juez Penal de 10º Turno, Rolando
Vomero, reinició la indagatoria. Sin embargo, sobre mediados de 2004, el
fiscal Möller reiteró la solicitud de archivo “por falta de mérito”
para enjuiciar a Bordaberry.
Terminado el ametrallamiento los efectivos entraron en el local y sacaron a la calle a los militantes que salieron con las manos en alto. Uno de los oficiales que no ha sido identificado gritó “mátenlos a todos” uno de los efectivos vació su pistola contra uno de los obreros y posteriormente otros siete fueron acribillados, la mayoría por la espalda.
Uno de los vecinos dijo: "Vi cómo los fusilaron y cómo a uno de ellos lo golpearon con la cantonera del fusil estando arrodillado". Contó que uno de los heridos, Raúl Gancio, que había quedado en la pared de la ferretería, reclamó durante horas que no lo dejaran morir desangrándose porque tenía una hija y que lo llevaran al hospital. Murió desangrado. El testimonio fue respaldado por el senador del Partido Colorado Amílcar Vasconcellos.
Jaime Pérez denunció a la Cámara de Representantes que "a la 1.30 de la madrugada ya había dos ambulancias de Salud Pública, con sus médicos y personal respectivo, que ansiaban socorrer y salvar la vida a los que estuvieran heridos de gravedad. Sin embargo, no se les permitió aproximarse hasta las 7.30 de la mañana. Es decir que estuvieron seis horas plantados mientras dos de estos compañeros se desangraban y por esa vía morían".
Uno de los vecinos testimonió: "Siendo las 5 de la mañana, quisimos salir con un médico para prestar asistencia a dos heridos que estaban tirados en la calle y todavía se movían. Varios soldados nos lo impidieron violentamente”.
Los mártires de la seccional 20 son: Luis Alberto Mendiola, tenía 46 años y era difusor regional del diario El Popular, le dispararon seis veces.
Elman Fernández era el sereno del local del PCU, murió de dos disparos, su padre era violinista de la Orquesta del SODRE.
Raúl Gancio, obrero del vidrio, de la fábrica CODARVI, tenía 37 años. Le disparan una sola vez. La bala lo hiere en el vientre y cae. Agoniza durante toda la noche desangrándose. Pide que lo atiendan, pide por su hija, pide que no lo dejen morir.
Justo Sena, obrero curtidor y textil le dispararon tres veces. La primera bala, que le da en el pecho, lo tira hacia atrás. Cae y le dan un balazo en el vientre. Lo rematan en el suelo pro todavía no muere. Con una hemorragia interna llega hasta el amanecer.
Ricardo González, obrero panadero, tenía 21 años le disparan un balazo en la nuca.
José Abreu, obrero metalúrgico, con 37 años, un balazo en el pecho le perfora el pulmón. Cuando ya está caído en la calle le disparan otra vez. La bala le ha atravesado la médula espinal, y le paralizó las piernas. Muere unas horas más tarde.
Ruben López, primero le dan un tiro en la nuca y cuando cae lo rematan de un balazo en la cabeza.
Héctor Cervelli, era obrero metalúrgico, fue herido en la cabeza, fue el único trasladado por una ambulancia hasta el Hospital Militar donde muere el 28 de abril de 1972.
La masacre cometida cuando todavía gobernaba Juan María Bordaberry presidente electo y regía el Estado de Guerra Interno aprobado por el parlamento luego de los asesinatos cometidos por el MLN contra miembros del Escuadrón de la Muerte el 14 de abril, todavía se mantiene impune.
El expediente fue archivado en dos oportunidades por la Justicia; en ambas ocasiones, a instancias del fiscal Enrique Möller, que consideró en un primer momento que los militares participes del operativo actuaron bajo obediencia al mando superior y que el autor “intelectual” del atentado, el ex ministro de Defensa Nacional, general Enrique Magnani, había fallecido, por lo cual no cabía una investigación. El juez Penal de 10º Turno, Rolando Vomero, archivó el caso pero hizo constar su discrepancia, puesto que, durante la instrucción, se comprobó “la verdad histórica y material” de los homicidios cometidos por efectivos de las Fuerzas Conjuntas “sin provocación o ataque previo alguno” y sin que se pudiera alegar “defensa propia”, como decía el comunicado de la época. Familiares de las víctimas presentaron un escrito solicitando la reapertura del caso. El escrito incluía una denuncia concreta contra el ex dictador Juan María Bordaberry por su “presunta responsabilidad en concepto de coautor” de los homicidios.
La ampliación de la denuncia contó con el respaldo de la Comisión de Familiares de Asesinados Políticos, de la Comisión de Derechos Humanos del PIT-CNT, y de más de 150 firmas de senadores, diputados, sindicalistas y personalidades de la cultura. La Fiscalía aceptó la solicitud y el juez Penal de 10º Turno, Rolando Vomero, reinició la indagatoria. Sin embargo, sobre mediados de 2004, el fiscal Möller reiteró la solicitud de archivo “por falta de mérito” para enjuiciar a Bordaberry.
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