La pregunta si mal no recuerdo la hizo Fidel a mi comandante Chávez: ¿Hay seis millones de oligarcas en Venezuela?...
Todos sacamos las cuentas y nos pareció
contradictorio: un oligarca es un oligarca, es decir un adinerado
burgués que tiene poder económico y que es, por ende un explotador.
Visto de esa forma, no nos dio la cuenta, no podíamos tener seis
millones de oligarcas, no los hay ni en todo el planeta, los oligarcas
son muy pocos miles de burgueses millonarios, dueños de las empresas que
destruyen nuestro mundo, para seguir siendo cada vez más ricos. Muchos
dijimos que no, que no teníamos seis millones de esa especia tan
bastarda.
Para ponerles entonces nombre y apellido, deberé
llamarles “oligarcas cacerola”, así podremos diferenciarlos de los
oligarcas millonarios y originales, estos otros no lo son realmente,
pero su sueño profundo es serlo y viven en el extrañamiento de la
riqueza y el conford que disfrutan los oli oli de verdad verdaita. Son
clase media oligarca para caracterizarlos un poco mejor, un caso digno
de consulta siquiátrica.
Decir oligarcas cacerola y decir escuálidos o
majunches, es mas o menos la misma vaina, son un caso grave de
disociación sicótica, se sienten más oligarcas que los verdaderos
oligarcas, sentir amenazada su futura “fortuna” en el mundo capitalista
por el triunfo de Chávez, Correa, Evo o Cristina, los hace más temibles
que los propios oli oli verdaderos. Los oli oli de verdad, no tienen
tantos dolores de cabeza ante el triunfo de Chávez, Cristina, Evo o
Correa: sus fortunas ya están a salvo y si se les pone fea la vaina,
basta con montarse en un lear jet y correr a acurrucarse con sus
cochinas cuentas en dólares salvadas allá en los lejanos bancos suizos
desde hace muchoooos años.
Un oligarca cacerola es otra cosa mucho peor…
se cree y piensa como rico y es apenas un profesional o pequeño
comerciante, tiene la sangre y el alma envenenada al máximo con el odio
que le han venido sembrando los medios de comunicación, que además le
hacen creer que son los voceros de la verdadera libertad de expresión,
salen a la calle y putean a Chávez y a Cristina, hablan lo que quieren
peeeero , ¡dios mio, como les explico!, después dicen que no soportan la
falta de libertad e expresión.
Son fachistas en potencia capaces de quedarse a darlo
todo contra los tiranos que estamos destruyendo su bello sueño de
Barbies o Kent acomodados en el american way of life, mientras que los
verdaderos oli oli se montan en sus aviones para largarse al carajo.
Aquí en Buenos Aires hay unos cuantos millones también de oligarcas cacerolas,
todos peinaditos y vestidos a la ultima moda, salen con su carita de
iracundos histéricos a tocar sus cacerolas, pero que no se les acerque
un tierruo, por dios!! Es que para los oligarcas cacerola solo existen
ellos, la gente bien pues, la clase media. No soportan que se gobierne
para esa cuerda de pobres hediondos que nunca fueron capaces de ir a la
escuela y prepararse como ellos, que viven en las villas o los barrios,
eso no es gente para esta clase tan desclasada. Ni ricos ni pobres..Solo
son lo que saben hacer: cacerolas usadas por Clarín o por El Nacional,
por CNN o cualquier oligopolio de la información. Los peones de la clase
dominante y los soldados rasos de la verdadera oligarquía mundial.
¡Sí tenemos seis millones de oligarcas!, que
son terminales e irrecuperables, es un estado mental recidivante y
recurrente, insalvable. Tratemos de hacer algo por los hijos de estos
señoritos de la sociedad, es lo que más podremos hacer, que no se les
contagie como herencia tanto odio, soledad y rencor a sus muchachos.
Nuestra política debe ser, digo yo Fidel y mi comandante, apostar a los
jóvenes que serán capaces de ver la diferencia entre lo que sus padres
dicen y lo que sus ojos frescos ven: el socialismo debe ofrecerles un
futuro incuestionable, un proyecto de vida posible en la nueva sociedad
humanista que hace ya rato estamos tratando de construir para todas y
todos los que quieran patria.
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