sábado, 25 de agosto de 2012

Por siempre UJC

Por Gabriel Mazzarovich (Al cumplirse el 25 de agosto los 57 años de la Juventud Comunista)

de Liberarce Ujc

 La Unión de la Juventud Comunista, mucho más conocida como UJC, y últimamente mencionada por los íntimos como UJOTA; cumple 57 años.

Abordar la historia de la UJC es una tarea que trasciende largamente las posibilidades de un artículo periodístico. En realidad es una tarea pendiente y la UJC merece que se la aborde. En eso están a nivel académico con por lo menos dos trabajos en marcha. Lo que se publique será la visión desde la ciencia histórica y desde la ciencia política del accionar, los aciertos y los errores de la UJC. Será importante, no hay duda, pero es imprescindible incorporar sentimientos, vivencias, hechos, impactos personales y sociales; en  fin, toda la carnadura vital de una organización en la que miles de muchachas y muchachos soñaron y lucharon durante 57 años.
Porque para hablar de la UJC lo primero que hay que decir es que a lo largo de su historia convocó los sueños, la militancia y la participación de miles de jóvenes. Y ese es el punto de vista que pretendemos abordar hoy, modestamente, sin la soberbia de pensar que podemos recoger ese denso y entrañable entramado vital en estas pocas líneas. Más bien, intentaremos convencer de que es necesario realizar el esfuerzo colectivo de reconstruir la historia de la UJC. Entre todos: los que fueron y ya no son, los que fueron y siguen sintiéndose parte y los que hoy son.
Se lo merecen todos los que dejaron años de su vida luchando en sus filas, para que se conozca lo que hicieron, lo que salió bien y lo que salió mal, lo que sigue emocionando al recordarlo; y se lo merecen también los que hoy militan en sus filas y quieren y deben conocer de donde vienen, para definir en libertad, pero con todo el bagaje posible que los arrope, donde quieren ir.

Quedan advertidos entonces. A los desencantados y escépticos mejor abstenerse y leer análisis “neutrales y objetivos”,  estas líneas no lo son, ni quieren serlo.

Celebramos el 57 aniversario de la UJC porque se toma como fecha de su refundación el 25 de agosto de 1955 cuando se realizó su primera convención. Este hecho se da en el marco del profundo proceso de renovación abierto por el XVI Congreso del Partido Comunista de Uruguay. Pero antes hubo organización juvenil comunista en el Uruguay, desde la propia fundación del  Partido como tal. La Federación Juvenil Comunista, antecedente histórico de la UJC, data de1921. Pero siendo cierto lo anterior, también lo es, que en el marco de la nueva política definida por el Partido Comunista en el XVI Congreso, la UJC se consolidó como una organización juvenil de masas, con gran influencia en el movimiento juvenil y con una reconocida combatividad de sus militantes.

En estos 57 años transcurridos no hubo lucha juvenil en el Uruguay en que no estuvieran los militantes de la UJC. En la
forja de la unidad obrero estudiantil que culminara con la aprobación de la Ley Orgánica de la Universidad; en la conquista de leyes obreras y de los Consejos de Salarios; en la construcción de la unidad del movimiento sindical en una central única; en la unidad de la izquierda y la concreción del FIdeL primero y del Frente Amplio después.
De todo eso hay generaciones de militantes de la UJC que pueden y deben dar testimonio. Luego vino la etapa que significó una prueba de fuego para la UJC y sus militantes: el golpe de Estado y la dictadura fascista. La dictadura y el terrorismo de Estado tuvieron como objetivo a todo el pueblo uruguayo. Pero hubo una especial persecución contra los comunistas y contra la UJC. La dictadura le dedicó hasta un libro: “UJC escuela de comunismo”, elaborado por la Dirección Nacional de Información e Inteligencia de la Policía, que fue texto de estudio en formación docente.
Miles de jóvenes comunistas resistieron en la clandestinidad, pasaron por la tortura y la cárcel, fueron despedidos o expulsados de secundaria y la Universidad, obligados al exilio.
Cuando se habla de la UJC se debe decir que a lo largo de toda la dictadura sus militantes fueron el recambio para el PCU y el movimiento popular. Cuatro secretarios de la UJC, pasaron a serlo del PCU cuando la represión hizo caer las direcciones de este: Jorge Mazzarovich, León Lev, José Pacellla y Ramón Cabrera. La UJC terminó con Aldo Lista como “Javier”, el secretario general clandestino, nombre pronunciado con cariño y compromiso por cientos de muchachas y muchachos.

Cuando se habla de la UJC hay que decir que pagó un alto precio por no entregarse y resistir. Allí están, en la casa actual de la UJC, los rostros de Líber Arce, Susana Pintos, Hugo de los Santos, Ramón Peré, Raúl Feldman, Nibya Sabalsagaray, Gladys Yañez, Silvina Saldaña, Saúl Facio, Omar Paita, Alvaro Balbi, Héctor Altesor, Luis Alpuin y Miguel Mato. Asesinados por la represión policial en las calles, en la tortura, desaparecidos y caídos cumpliendo con el internacionalismo en Nicaragua.
En mi caso soy parte de esa generación que se formó combatiendo a la dictadura, que vivió la recuperación de la democracia, que se indignó con la impunidad, que batalló por el Voto Verde, que se sintió morir cuando perdimos, que fue impactada por la caída del socialismo real, y por la derrota en Nicaragua. La que no encontró los caminos para seguir juntos en la UJC y vivió con dolor la dispersión.
Luego vinieron la recomposición, el enfrentamiento al neoliberalismo, la resistencia a Rama y su intento de renovar la educación a punta de palos y de autoritarismo. Esa historia la vivieron y la lucharon, a su manera, con sus alegrías y dolores, otros jóvenes comunistas.
De todo eso hay que hablar y vaya si vale la pena hacerlo. Pero sin embargo hoy quiero terminar estas líneas con dos imágenes.

La primera, del pasado. La UJC realizó su 8º Congreso en 1986. Durante cuatro días miles de jóvenes llenaron el Palacio Peñarol, se escucharon testimonios de la cárcel, de la clandestinidad, del exilio y también de cómo se estaban desarrollando los gremios estudiantiles, se habló de sueños, de lucha, de unidad en el Frente Amplio y se habló, como no, de revolución, de construir un mundo nuevo.
A mí me quedó para siempre grabado en las retinas y en el corazón el final del 8º Congreso. El Palacio Peñarol repleto de pie cantando La Internacional, con miles de muchachas y muchachos tomados de las manos. Cuando terminó aquello sobrevino una explosión humana de emoción, incontenible. Los abrazos y el llanto se extendieron como sin querer. Y sin que nadie lo planificara un grito hizo temblar las paredes: “Lo hacemos de noche, lo hacemos de día, este es el Congreso que el fascismo no quería”. No hay forma de escribir lo que se sintió allí y lo que se siente al recordarlo.
Pero la UJC no es sólo pasado, es presente. Son los gurises de hoy que pelearon por el Voto Rosado, que lucharon contra la impunidad, que pelean por construir gremios estudiantiles, que están orgullosos con sus camperas rojas de las brigadas Agustín Pedroza del SUNCA, que hicieron la huelga metalúrgica. Los que incorporan con naturalidad temas que antes costaban horas de debate: la diversidad sexual, el matrimonio igualitario, la legalización del aborto, la marihuana. Es la UJC que siente el Frente Amplio y lo defiende, la que convocó a miles de gurises por la 1001 y Juan Castillo en Plaza Lafone, la que salió a pintar y a convencer. Es la UJC que edita Líber Arce y lo vende.
Es la que aquí y hoy, quiere asumir su pasado, sus luces y sus sombras. Es la UJC que sigue hablando de revolución y soñando un mundo libre, sin explotación.
Por eso termino con una imagen del presente. El fin de semana pasado la Casa de la UJC se repletó de gurises en un Encuentro de Propaganda, discutiendo como hacer para disputarle a la derecha la cabeza de los jóvenes. Tuve el privilegio de compartir con ellos un rato de ese encuentro. Los escuché rebeldes e hipercríticos, unitarios, preocupados y esperanzados. Les vi los ojos empañados de emoción al escuchar la historia, que también les pertenece.
Y me hicieron acordar al 8º Congreso. No por comparar lo incomparable. Simplemente porque se requieren ideas, teoría, iniciativas políticas, claro que sí, pero se sigue necesitando emoción, compromiso, ganas y decisión de luchar, para hacer realidad los sueños.

Y eso, emoción y decisión de luchar, sobraban el otro día en la Casa Nibya Sabalsagaray y por el privilegio de compartirlo con ustedes les digo: “En la alegría de ustedes, descubrí mis promesas y todo me parece que empieza”.
Salud a la UJC, a la de antes, a la de ahora, a la de siempre. Feliz cumpleaños, desde la razón, el corazón y las entrañas.

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