Día tras día, la burguesía libra una batalla ideológica contra los trabajadores a pesar de que estos por ahora son incapaces de articular una respuesta de clase. Y para que esa respuesta no se articule, o para retrasarla lo máximo posible, la burguesía necesita difamar y enterrar figuras incómodas que en su tiempo fueron ejemplo de fidelidad a su clase.
Día tras día la burguesía nos confirma que la lucha de clases está más viva que nunca, y que sienten el pánico cuando en vez de manos levantadas en las plazoletas ven a obreros alrededor de la bandera roja de la libertad.
Miremos ahora a la todopoderosa Alemania donde el capitalismo supuestamente venció al primer estado obrero alemán de la historia, en esa próspera Alemania donde los conflictos de clase no existen, donde el paro, la explotación, la dictadura de los monopolios es cosa del pasado según la burguesía. Pura ficción burguesa. La realidad siempre supera a la ficción, y la realidad es que jamás existirá ni democracia ni libertad mientras unos sean dueños de los medios de producción y consigan sus riquezas apropiándose del fruto del trabajo ajeno.
Por eso necesitan mentir y camuflar la realidad para difamar a aquellos que lucharon contra la explotación del hombre por el hombre, contra la esclavitud asalariada. Por eso en el “paraíso” capitalista alemán surge una iniciativa, por parte de las fuerzas de la burguesía, de retirar el monumento a Ernst Thalmann, secretario general del Partido Comunista alemán en los años 20 y durante el período nazifascista, ejecutado por este debido a su inquebrantable fidelidad a los principios del marxismo-leninismo.
Los burgueses, no contentos con demoler el Palacio de la República de la RDA, obra arquitectónica de vanguardia en su género, para reconstruir en su lugar el palacio monárquico de los reaccionarios kaisers. Como vemos, el arte también es ideología y esta no es indiferente a la lucha de clases.
Por tanto la lucha por la conservación del monumento a Thalmann es una parte más de la lucha de clases, de la guerra que la burguesía ha declarado contra la clase obrera y contra sus símbolos. Un símbolo que siguió una férrea línea marxista-leninista, un símbolo que combatió al imperialismo alemán así como al fascismo resultante de este, un símbolo que combatió a los socialdemócratas que intentan edulcorar el capitalismo, en definitiva: un símbolo que es historia vida de la clase obrera.
Podran dinamitarlo o mandar sus excavadoras, pero por mucho que lo intenten jamás podrán hacer desaparecer la lucha de clases. Podrán intentar que no aparezca jamás otro Thlamann pero el desarrollo de las contradicciones en la sociedad capitalista nos enseña que esa metafísica aspiración está condenada al fracaso.
Como consecuencia de todo esto desde el PCOE de Sevilla reforzamos nuestro compromiso internacionalista con la memoria histórica del socialismo y con uno de sus grandes baluartes históricos como fue Ernst Thalmann. Y es que, actitudes como esta nos muestran que tanto Thalmann como el socialismo siguen más vivos que nunca, haciendo realidad la estrofa de aquella conocida canción antifascista que decía: “Thalmann ist niemalls gefallen!”
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