10 Mayo 2012
Ningún hecho político puede ser juzgado fuera de la época y las
circunstancias en que tuvo lugar. Nadie conoce siquiera el uno por
ciento de la fabulosa historia del hombre; pero gracias a ella,
conocemos sucesos que rebasan los límites de lo imaginable.
El privilegio de haber conocido personas, incluso sitios en los que
se llevaron a cabo algunos de los sucesos relacionados con la histórica
batalla, incrementaba el interés con que esperaba este año la
conmemoración.
La colosal hazaña era fruto del heroísmo de un conjunto de pueblos
que la revolución y el socialismo habían unido y entrelazado para poner
fin a la brutal explotación que el mundo había soportado a lo largo de
milenios. Los rusos estuvieron siempre orgullosos de haber encabezado
aquella revolución, y de los sacrificios con que fueron capaces de
llevarla a cabo.
Este importantísimo aniversario de la victoria no podía ser
comprendido bajo el signo de una bandera y un nombre diferente al que
presidió el heroísmo de los combatientes de la Gran Guerra Patria.
Quedaba algo sin duda intocable e imborrable: el himno bajo cuyas
inolvidables notas millones de hombres y mujeres desafiaron la muerte, y
aplastaron a los invasores que quisieron imponer mil años de nazismo y
holocausto a toda la humanidad.
Con esas ideas en la mente, disfruté las horas que dediqué al desfile
más organizado y marcial que pude imaginar nunca, protagonizado por
hombres formados en las universidades militares rusas.
Los yankis y los ejércitos sanguinarios de la OTAN
seguramente no podían imaginarse que los crímenes cometidos en
Afganistán, Iraq y Libia; los ataques a Pakistán y Siria; las amenazas
contra Irán y otros países del Medio Oriente;
las bases militares en América Latina, África y Asia; podrían llevarse a
cabo con absoluta impunidad, sin que el mundo tomara conciencia de la
insólita y descabellada amenaza.
¡Qué pronto se olvidan los imperios de las lecciones de la historia!
La técnica militar exhibida en Moscú el 9 de mayo, mostraba la
impresionante capacidad de la Federación Rusa para ofrecer respuesta
adecuada y variable a los más sofisticados medios convencionales y
nucleares del imperialismo.
Fue el acto que esperábamos en el glorioso aniversario de la victoria soviética sobre el fascismo.
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