Tal como se esperaba, Pierre Dubois tuvo la despedida de un gigante. No importaba si no era primera plana en “El País” (para este diario es más significativo la muerte de un gusano de la disidencia cubana que otra cosa), o no se decretara “duelo nacional” por su fallecimiento (¡¡¡con el presente gobierno el cura Raúl Hasbún tiene la OPORTUNIDAD!!!). Aquel pueblo con el que convivió día a día en su amada población La Victoria o aquel pueblo que siempre admiró su valentía para enfrentar a las fuerzas represivas de la dictadura militar, lo fue a despedir. Ese Pueblo siempre supo en el fondo que aquel francés era un gigante entre ellos, pero nunca lo vieron como un gigante porque Pierre siempre se encargó de pasar entre ellos como un simple mortal, como uno más entre ellos. Tanto así que podríamos decir que “era más chileno que los porotos”, y pobre de aquel si lo hacían enfadar. Su enorme humildad se encargó de mimetizarse entre los desheredados.
Pierre Dubois supo siempre que su labor entre los desheredados, estando o no en dictadura, era una cuestión que iba más allá de una vocación, era el eterno amor por los excluidos, los olvidados, los postergados, los humillados, los perseguidos, los apaleados…
Pierre Dubois nunca dejó de luchar por ese pueblo dentro del cual se rodeó. Si en dictadura se cometían injusticias contra los suyos entonces allí estaba él entregado en vida y alma a su pueblo, organizándolo, parando ollas comunes, atendiéndolo, consolándolo, educándolo, poniendo su pecho ante la represión antes que se tocara a su pueblo… Y si en “democracia” el consumo de drogas proliferaba como una peste en su población, allí estaba el padre Pierre haciendo todo su esfuerzo por sacar a los jóvenes de la adicción a las drogas (su última gran batalla).
Menos mal que aquellos que participaron o colaboraron con aquella dictadura (hoy en el gobierno) no fueron a despedirte. Esos que alguna vez te tuvieron como el “cura rojo” o el “cura comunista” menos mal que tuvieron la decencia de no poner un pies en tu despedida.
Pero como nada es perfecto, el presidente Sebastián Piñera, para variar, tuvo que abrir su bocota para nuevamente salir con una nueva estupidez, de esas que tanto ya nos tiene acostumbrado: comparar a Pierre Dubois con la Teletón.
Hello mister President, Sebastián Piñera: Pierre Dubois se entregó por entero a defender a ese pueblo de la tiranía a la cual usted y su hermano fueron aliados y colaboradores juntos a muchos de los que hoy son ministros de Estado; y sepa que así como Pierre Dubois vivió junto a su pueblo pobre, también murió entre su pueblo pobre. Nunca tuvo la necesidad de hacer un espectáculo para que supieran su amor y entrega por los pobladores de La Victoria, o donde fuera que estuviera, su entrega era total y desinteresada.
Comparar a Pierre Dubois con una lavadora de imagen y una fábrica de manipulación como lo es el espectáculo de la Teletón, es sencillamente no tener idea de lo que es el verdadero amor al prójimo. Pierre Dubois, sepa, era de aquellos que hacían que su mano derecha no se diera cuenta de lo que hacía su izquierda. Algo que nunca habrán de aprender los que tienen como fin el interés particular.
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