El viernes pasado se realizó el acto de festejo del 57 aniversario de la Unión de la Juventud Comunista, la querida y entrañable UJC.
Este año la actividad central, no única, fue un acto y toque en la Explanada de la Universidad. Fue un acontecimiento político y cultural de primer orden por varios motivos.
En primer lugar por la convocatoria. Nadie hace un acto político o moviliza esfuerzos para que lo escuchen pocos, busca el mayor impacto posible para su mensaje o su propuesta, después lo logra o no, pero siempre lo intenta. La UJC lo logró, el viernes en 18 de Julio y Eduardo Acevedo, había más de 10 mil jóvenes. ¿Alguien se atreve a decir que eso es un detalle menor? Las y los gurises ocupaban en una multitud abigarrada toda la Explanada de la Universidad, toda la calzada de doble vía de 18 de Julio y llegaban hasta la pared de la cera de enfrente. Los jóvenes cubrían además dos cuadras de nuestra principal avenida y llegaban, apretados, hasta Gaboto.
Esa concurrencia sería un éxito para cualquier movida juvenil, cultural, académica y hasta comercial, lo es mucho más cuando fue en el marco
de una actividad política, y todavía más, cuando lo logra una organización juvenil de izquierda.
En segundo lugar por las características de la actividad que propuso la UJC. Integrar la cultura a la política, no sólo no está mal, fue, es y será imprescindible. La UJC y las juventudes del Frente Amplio tienen una larga historia en esto. Solo cabe recordar las fiestas aniversario en el Obelisco, con grupos de rock y música tropical; la del Velódromo, con paneles de debate y también música y humor; o las dos grandes movidas de las juventudes frenteamplistas en el Parque Rodó, la primera con la bicicleteada y fiesta a la salida de la dictadura y la segunda con el mega toque que incluyó a Fito Páez en 1989. Recuperar hoy la naturalidad de la convocatoria pública, con participación masiva de los jóvenes, requiere este tipo de iniciativas. No escondieron nada, en los días previos Montevideo entera tuvo pegatinas convocando, diciendo que era el aniversario de la UJC. En el escenario que se montó estaba la consigna y las banderas de la UJC, la 1001 y el Frente Amplio. En el acto hablaron la intendenta de Montevideo, Ana Olivera y el secretario general de la UJC, Gerardo Núñez. Los grupos que participaron, Plagio, Milongas Extremas y La Tabaré, expresaron su saludo a los jóvenes presentes y a la UJC y su aniversario. Lo mismo hicieron repetidas veces los dinámicos presentadores Carlos Barceló y Martín Prado. Entre los jóvenes había banderas de la UJC, del Frente Amplio, de Cuba y de varios sindicatos, mezcladas con las de las bandas participantes. Cabe destacar la actitud de las bandas que aceptaron participar y también de los presentadores.
Convocar a los jóvenes, masivamente, exige audacia política y la UJC la tuvo.
En tercer lugar por la capacidad de militancia y organización desplegada. Para nadie es noticia que las organizaciones juveniles no están en su mejor momento de militancia y de capacidad de convocatoria, incluidas las de izquierda. El trabajo antes y durante el acto del viernes exigió la participación organizada de cientos de jóvenes. Y efectivamente fue así, cientos de muchachas y muchachos, militantes de la UJC, hicieron afiches y murales, salieron varias noches después de trabajar y estudiar a pegarlos. Se reunieron con otros cientos en sus facultades, liceos, fábricas, obras y barrios, para invitarlos, para explicarles de lo que se trataba, para darles el volante que editaron especialmente con las principales propuestas de la UJC. Cientos de muchachas y muchachos, se ocuparon de la organización del acto, conversaron con sus pares, vendieron el Liberarce, cuidaron para que todo saliera bien y por supuesto, bailaron, se rieron, se emocionaron y festejaron. Y lo hicieron ellos, ellos imaginaron su fiesta aniversario, ellos la prepararon, ellos la organizaron y la sacaron adelante, de ellos es el éxito político.
En cuarto lugar por el clima que se vivió: fue una fiesta. Miles de jóvenes durante horas disfrutando del rock, ocupando el espacio público, que es de ellos, bailando, discutiendo, sintiéndose fraternalmente juntos. En una movida de esa dimensión nunca faltan pequeñas discusiones o chisporroteos, fueron absolutamente menores y conjurados por los jóvenes mismos. Si se piensa que para un evento similar musical se contratan decenas de patovicas, agencias privadas de seguridad y se moviliza a la policía; la diferencia es notoria. Una preciosa fiesta, vivida como tal y regulada y controlada por quiénes en ella estaban.
La UJC modestamente y sin gran escándalo viene desplegando su trabajo, en las elecciones internas del Frente Amplio, habían realizado una iniciativa similar, también con miles de jóvenes en Plaza Lafone. En esa oportunidad participaron una murga, el grupo Nueva Panamá y Denis Elías. Esa noche hablaron Juan Castillo y Gerardo Núñez. Distinto barrio, distinto género musical, el mismo compromiso de los gurises y de las bandas. El mismo clima.
Otros realizan seminarios para levantar sesudas teorías sobre el desinterés juvenil y la imposibilidad de movilizar a los jóvenes. Los jóvenes, y entre ellos la UJC en primera fila, encuentran los caminos para juntarse y movilizarse.
Fue muy importante la fiesta del 57 Aniversario, pero está muy lejos de ser la única, ni siquiera la más importante actividad de los jóvenes comunistas.
Están metidos tratando de levantar y masificar los gremios estudiantiles, participan del co gobierno y de la construcción cotidiana de la FEUU. Están en los liceos organizando a los jóvenes, proponiendo y reclamando, aunque alguna directora trasnochada los salga a acusar de persecuciones inventadas. Defienden la educación pública. Están en los conflictos y las luchas obreras, en la huelga metalúrgica, en las movilizaciones del SUNCA, en las ocupaciones de los supermercados para defender la dignidad del laburo. En los barrios construyen espacios de participación y de movida. Están en todas las movidas solidarias con Cuba y Venezuela. Participan en las jornadas de las brigadas solidarias del SUNCA Agustín Pedroza. Se enfrentan a Bordaberry y a Lacalle y su intento de criminalizar a los jóvenes. Quieren ampliar derechos y pelean por la legalización de la marihuana, la despenalización del aborto y el matrimonio igualitario. Editan un mensuario y lo venden en todo el país. Militan unitarios en el Frente Amplio, en sus Comités de Base y con responsabilidades en toda su estructura. Organizan actividades para recordar la historia gloriosa de la UJC, escuchan, se emocionan, cuestionan y aprenden. Sueñan con un mundo sin explotación, están dispuestos a luchar por él y hablan de revolución.
La historia de la UJC ha sido abordada por EL POPULAR y por Liberarce, lo seguirá siendo. Hoy se debía hablar de presente. De presente construido con lucha, con audacia y con compromiso, por esta generación de jóvenes comunistas.
Hubo 10 mil jóvenes en el aniversario de la UJC, hubo 10 mil jóvenes convocados por una organización juvenil política de izquierda. Pero eso no mereció una letra, un minuto de radio, un segundo de televisión. Salvo en CX 30 Radio Nacional y en EL POPULAR, el acto no existió. Es muy común, el discurso dominante cuando la realidad contradice su prédica sencillamente la ignora, decreta su no existencia.
En EL POPULAR existimos para luchar contra eso. Felicitaciones a la UJC, felicitaciones a las bandas que tocaron, felicitaciones a los miles de gurises que dijeron a su manera: aquí estamos.
Como dijo Tabaré Rivero, al terminar de cantar: “Gracias porque todavía se organizan para luchar. Los jóvenes de la UJC lo están haciendo. ¡Salud!”.
Omisiones. Por la prisa con que fue escrito el último editorial incurrimos en dos omisiones que queremos subsanar. Cuando se hizo el recorrido histórico de la prensa partidaria, se omitió el nombre de Carta Popular, antecedente de EL POPULAR en esta etapa, no conceputalmente pero sí en el nombre.
Al nombrar a sólo cuatro compañeros, Eduardo Viera, Fausto Pérez, Rosita Dubinsky y Hugo Carreras, dijimos que todos, miles, merecían ser recordados, pero omitimos el de Líber Romero, director en los últimos tres años de EL POPULAR.
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