Moscú, 16 mar (EFE).- Moldavia, el país más pobre de Europa, puso hoy
fin a casi tres años de crisis política y vacío de poder desde la
salida de los comunistas del Gobierno en 2009 al elegir como presidente
al candidato independiente Nikolái Timofti.
"Moldavia necesita una idea nacional capaz de unificar a su dividida sociedad. Esa idea debe ser la integración europea. Moldavia debe ser un puente entre Oriente y Occidente", afirmó Timofti, de 63 años, en su intervención ante los diputados.
Timofti,
cuya candidatura fue propuesta por la gobernante Alianza por la
Integración Europea (AIE), recibió el respaldo de 62 de los 101
diputados del Parlamento, uno más de los tres quintos de los escaños
necesarios para ser elegido jefe del Estado.
La AIE cuenta con 59
escaños, por lo que necesitaba el apoyo del grupo parlamentario
socialista, que está integrado por tres tránsfugas del opositor Partido
de los Comunistas y tenía la llave de la elección presidencial.
Finalmente,
tras varios días de incertidumbre, el líder socialista, Ígor Dodon,
decidió respaldar la candidatura de Timofti, juez de carrera y hasta
ahora presidente del Consejo Supremo de la Magistratura.
"Los
socialistas entienden que de sus votos depende la elección de todo el
país. Decidimos votar por Timofti porque cumple con todas las exigencias
de nuestro partido: no pertenece a ninguna formación política, es
ciudadano moldavo y es un estadista", dijo.
Los comunistas (39
escaños) boicotearon la votación y adelantaron que no reconocerán como
legítimo al nuevo presidente, ya que aducen que la AIE ha infringido los
plazos constitucionales para la elección parlamentaria del jefe del
Estado.
"No reconocemos estas elecciones, como no reconocemos el actual Parlamento. Continuaremos las acciones de protesta", dijo Vladímir Voronin, ex presidente y líder comunista, durante una marcha de protesta contra la AIE por el centro de la capital, Chisinau.
Voronin,
que encabeza desde hace semanas una multitudinaria campaña de protestas
contra el Gobierno, tachó de "Judas" al líder de los socialistas por
apoyar la candidatura de Timofti.
En principio, la elección de
Timofti pone fin a la profunda crisis institucional en la que está
sumido el país desde hace casi tres años debido a la incapacidad de las
respectivas coaliciones parlamentarias para elegir al presidente.
"Moldavia
estuvo sin presidente durante 917 días, pero Dios puso fin a este
difícil período y nos dio a un candidato que será un buen presidente",
aseguró el primer ministro, Vlad Filat.
Debido a la imposibilidad
de la AIE para lograr la mayoría constitucional en el Legislativo,
Moldavia ya tuvo que disolver el Parlamento y convocar comicios
generales extraordinarios en 2009 y 2010.
Mientras, miles de
moldavos recibieron con júbilo la noticia frente a la sede del
Parlamento en Chisinau durante un mitin convocado por la coalición
gobernante, que desbancó del poder a los comunistas en julio de 2009.
Timofti,
que es el cuarto presidente desde la independencia de la Unión
Soviética (1991), aboga por la integración del país en la Unión Europea,
aunque matiza que esa aspiración "no debe ir en perjuicio de las
relaciones con los vecinos orientales: Ucrania y Rusia".
"Quiero
ser el presidente de todo el pueblo y no sólo de la coalición
gobernante que me ha propuesto", señaló el candidato, quien es
partidario de aprobar una ley sobre la oposición política, "cuyo sitio
es el Parlamento y no las calles".
El nuevo líder prometió: "Nunca
me he dedicado y no me dedicaré a la política y tampoco pienso
participar en actividades partidistas. Quiero ser presidente para unir
al país".
"Llego a la dirección del país más pobre de Europa. La lucha contra la pobreza es un gran desafío", subrayó.
Timofti,
que fue vicepresidente del Tribunal Supremo de la República Socialista
Soviética de Moldavia, es acusado de haber colaborado con el KGB.
"Él
nunca ha negado esos vínculos con el KGB soviético. Formalmente es
independiente, pero es un rehén de la AIE. No será un presidente
autónomo. Es un hombre de la oligarquía empresarial", dijo a Efe Alexéi
Tulbure, antiguo portavoz del Partido Democrático.
En febrero el
Gobierno moldavo y el comisario europeo de Comercio, Karel De Gucht,
firmaron el protocolo sobre el inicio de las negociaciones para un
acuerdo de libre comercio, cuya primera ronda se celebrará la próxima
semana.
Una de las prioridades de Moldavia es lograr la exención
de visados para los 3,5 millones de moldavos, vecinos de los Veintisiete
desde el ingreso de Rumanía en 2007.
Ignacio Ortega
(Agencia EFE)
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