«La cuestión nacional y la lucha por el socialismo hoy»
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Escrito por Giorgos Marinos (*) |
Agradecemos al Partido Comunista de
Brasil por la invitación y damos un caluroso saludo a los comunistas
brasileños que durante un largo período, bajo condiciones adversas, han
tenido su propia contribución histórica a la lucha del movimiento
comunista internacional, en la lucha por los intereses de la clase
obrera, del campesinado, de los campesinos sin tierra y de los nativos,
contra el imperialismo, la explotación capitalista, apoyando la
perspectiva socialista que es el futuro de los pueblos.
El KKE intenta contribuir al
debate de hoy sobre estos asuntos ideológico-políticos importantes
teniendo en cuenta que hay diferentes enfoques entre los Partidos
Comunistas.
Consideramos que es necesario
centrar nuestra atención en un asunto crucial que tiene que ver con el
carácter de nuestra época y los factores que le determinan ya que es
este asunto precisamente la base para la elaboración de la estrategia y
de la táctica de los partidos comunistas, para la definición del
carácter de la revolución.
Vamos a insistir en destacar
algunos factores objetivos que si se ignoran tienen un impacto negativo
en la línea de lucha y muchas veces han llevado a los partidos
comunistas en una posición que no corresponde a las necesidades de
nuestra época y de su papel histórico. Esto no es sólo en relación con
la corrosión oportunista que lleva algunos partidos comunistas a la
mutación socialdemócrata. Los errores graves se pueden producir también
por un análisis equivocado o incompleto del desarrollo del capitalismo
en un país, la evaluación errónea del carácter clasista y del papel de
las fuerzas políticas o de la correlación de fuerzas a nivel
internacional y nacional.
Los comunistas creen en el
materialismo histórico y estudian el desarrollo de la evolución social,
la sustitución de los sistemas socio-económicos en base al principio
indiscutible del conflicto entre las relaciones de producción y las
fuerzas de producción que se expresa a través de la lucha de clases.
Cuando las relaciones de producción impiden el desarrollo de las
fuerzas de producción entonces se manifiesta la necesidad de la
revolución social independientemente de si el factor objetivo ha
madurado.
La contradicción entre las
fuerzas de producción y las relaciones de producción llevó al
derrocamiento del sistema esclavista, a través del conflicto entre
esclavos y dueños, y del feudalismo, a través del conflicto de los
campesinos siervos y los señores feudales. Esta confrontación recorre el
capitalismo y se expresa en la relación entre capital y trabajo.
Las relaciones capitalistas de
producción surgieron de las entrañas del feudalismo, las revoluciones
burguesas resolvieron el asunto crucial del poder, la clase burguesa, la
clase progresista en su época, tomó las riendas del poder. Durante este
proceso se formaron naciones-Estados que han dado un impulso al
desarrollo del capitalismo. La acumulación de capitales condujo a la
creación de grandes empresas capitalistas, aceleró la concentración y
centralización del capital, fueron creadas sociedades anónimas,
monopolios que prevalecieron en el mercado capitalista. El capitalismo
premonopolista ha pasado a la historia. A principios del siglo XX el
capitalismo pasó a una nueva etapa, la etapa última, imperialista, con
sus elementos característicos como la creación de monopolios, del
capital financiero, a través de la fusión del capital banquero con el
capital industrial y la exportación de capitales.
La época de las revoluciones democráticas burguesas ha terminado.
Las condiciones objetivas determinaron el carácter de nuestra época
como la época de transición del capitalismo al socialismo que tiene en
su núcleo la madurez de las condiciones que son necesarias para la construcción del nuevo sistema, del socialismo-comunismo.
Es precisamente este elemento
objetivo, la maduración de las condiciones materiales, que determina el
carácter de la revolución en nuestra época como socialista y no la
correlación de fuerzas que se puede transformar.
Los clásicos del
marxismo-leninismo han definido específicamente estas condiciones
previas. Han hablado de la creación de sociedades anónimas-de los
monopolios, del carácter social del trabajo y de la producción, del
desarrollo de la clase obrera. Han planteado como condición previa de la
revolución socialista, la agudización de la contradicción básica
entre el carácter social de la producción y la apropiación capitalista
individual de sus resultados. Esta es la contradicción que ha
generado crisis y que en nuestra época dio lugar a la profunda crisis
capitalista de capital sobreacumulado.
Marx en 'El Capital' señala que
las sociedades anónimas son el resultado del mayor desarrollo de la
producción capitalista, un puente necesario de paso para la
transformación del capital en propiedad de los productores, pero ya no
como propiedad privada sino como propiedad directamente social.
Lenin en su obra “El imperialismo, fase superior del capitalismo”, escribió que el monopolio es la plena preparación material para el socialismo y en esta base el imperialismo es la víspera de la revolución socialista.
El curso de maduración de las
condiciones materiales puede tener diferente ritmo de un Estado a otro
debido al desarrollo desigual del capitalismo y los comunistas estudian
este elemento. Sin embargo, objetivamente, el carácter de la época como
época de transición del capitalismo al socialismo ha adquirido
dimensiones mundiales y esto concierne a todos los países capitalistas
donde se ha desarrollado el capitalismo monopolista, concierne tanto a
los Estados imperialistas fuertes, como a los Estados como Grecia que
tienen una posición subordinada en el sistema imperialista.
En cuanto a las particularidades
nacionales, quisiéramos hacer referencia a una posición importante que
planteó Lenin en su obra “Bajo una bandera ajena” que: sólo el
conocimiento de las características básicas de una época determinada
pueden servir de base para la comprensión de las características
específicas de un país u otro.
Esto es de gran importancia
porque muestra la tendencia básica y determina su relación con las
particularidades en cada país, particularidades que no cambian el
carácter objetivo de nuestra época, la necesidad de resolver la
contradicción fundamental entre capital y trabajo y el carácter
socialista de la revolución.
El derrocamiento del socialismo
en la Unión Soviética y en los demás países socialistas de Europa a
través de la victoria de la contrarrevolución no niega la necesidad revolucionaria que existía antes de la Revolución de Octubre y se puso de manifiesto mucho antes, en 1871 con la Comuna de París.
Se ha demostrado tanto a nivel
teórico, como a través de la experiencia histórica, que una condición
previa para la abolición de la explotación del hombre por el hombre es
la conquista del poder por la clase obrera y la creación de un Estado
obrero, la dictadura del proletariado, la socialización de los medios
concentrados de producción y la expansión continua de las relaciones de
producción socialistas, la planificación central y el control obrero
social. El KKE sigue esta dirección. Defiende estos principios de la
construcción socialista, defiende el socialismo que se construyó en la
Unión Soviética y en los demás países socialistas, las conquistas sin
precedentes históricos que no han sido canceladas por los errores, las
omisiones y las desviaciones oportunistas que condujeron a la
contrarrevolución y al derrocamiento del socialismo. El KKE se opone al
llamado socialismo de mercado y confronta ideológica y políticamente el
llamado socialismo del siglo XXI que se basa en la búsqueda utópica de
un capitalismo con rostro humano, embelleciendo la democracia burguesa
parlamentaria, que en realidad es la dictadura de los monopolios.
Consideramos que estamos de acuerdo en que es
válida la posición marxista-leninista que destaca que entre el
capitalismo y el socialismo no hay un sistema socio-económico
intermedio, y por lo tanto no puede existir un tipo de poder intermedio.
El carácter del poder será o bien burgués o bien obrero. La posición
sobrε la posibilidad y la necesidad de establecer un poder intermedio no
ha sido confirmada en ningún país.
La posición de Lenin sobre la
“Dictadura Democrática Revolucionaria del proletariado y del
campesinado” fue planteada en las condiciones del absolutismo zarista
como un objetivo intermedio entre el poder feudal y el poder obrero y no entre el poder burgués y el poder obrero.
En las “Tesis de Abril” (1917)
Lenin planteó directamente el objetivo del poder obrero para que el
Partido de los Bolcheviques preparara y realizara con éxito la
Revolución Socialista en Rusia. Este hecho, el carácter socialista de la
revolución a principios del siglo XX en un país con un campesinado
numeroso y un atraso económico relativo, tiene gran importancia
histórica y responde al debate que se lleva a cabo hoy en el movimiento
comunista.
El poder obrero revolucionario,
la dictadura del proletariado –y no algún poder intermedio– solucionó el
problema de la paz, de tierra a los campesinos, de la igualdad de
género, de las nacionalidades, en general los llamados asuntos burgueses
democráticos, mientras allanó el camino para la construcción del
socialismo.
A pesar de que la definición
correcta del carácter de la revolución es una cuestión crucial, no es
suficiente para el desarrollo de la actividad revolucionaria a un nivel
alto que se requiere para el derrocamiento del sistema viejo y
anticuado.
Esto requiere gran esfuerzo para la preparación de la clase obrera, de los sectores populares, vinculación de la táctica a la estrategia de modo que la táctica sirva la estrategia, la lucha por el poder obrero.
Esto concierne los objetivos de lucha, las consignas, la política de
alianzas que se basa en la alianza de la clase obrera, la fuerza motriz
principal de la revolución, con los pequeños campesinos y los pequeños
trabajadores autónomos de la ciudad. Con estos principios, el Partido
Comunista como fuerza dirigente puede tener un impacto decisivo en el
desarrollo de la lucha de clases, en la combinación de la lucha
política, ideológica y de masas para la maduración del factor subjetivo
para que las masas populares se enfrenten a las dificultades objetivas y
entiendan la esencia de la explotación capitalista, la necesidad y las
condiciones para su abolición.
Si se subestima este elemento y
la lucha por el socialismo se convierte en un simple principio que no va
más allá de la declaración, entonces se violan las leyes científicas de
la lucha de clases y la clase obrera se lleva en la trampa de esperar
soluciones parlamentarias y de aceptar la barbarie capitalista.
Por último, quisiéramos hacer
una breve referencia a las cuestiones de independencia y soberanía, con
Grecia como ejemplo, teniendo en cuenta que las fuerzas burguesas y
oportunistas hablan de ocupación de Grecia por la UE o por Alemania, de
abolición de la independencia nacional etc.
Esta posición no tiene nada que ver con la realidad.
Grecia, igual que cualquier otro
Estado capitalista, participa en las organizaciones imperialistas por
decisión consciente de su burguesía, que conscientemente cede los
derechos soberanos para salvaguardar sus intereses inmediatos y a largo
plazo.
En las condiciones de desarrollo
desigual que es una ley absoluta del capitalismo, la participación y el
papel de cada Estado capitalista en el sistema imperialista y en todas
las organizaciones imperialistas está determinada por su fuerza
económica, política y militar. Esto se expresa en Grecia así como en
todos los países capitalistas.
La posición de un Estado
capitalista en el sistema imperialista debe ser estudiado en base a la
relación verdadera de “dependencia-interdependencia”, teniendo en cuenta
la experiencia concreta. Es decir, que el desarrollo desigual da lugar a la desigualdad en las relaciones internacionales
y esto va a ser erradicado cuando la clase obrera y los sectores
populares en Grecia y en los demás Estados capitalistas decidan derrocar
el poder del capital y las relaciones de producción capitalistas,
construir el socialismo, desarrollando las relaciones internacionales en
base al beneficio mutuo.
Es precisamente este elemento
que define el patriotismo en nuestra época y es particularmente valiosa
la posición leninista que destaca que: “El proletariado no puede
permanecer indiferente e impasible ante las condiciones políticas,
sociales y culturales de su lucha; por tanto, tampoco pueden serle
indiferentes los destinos de su país. Pero los destinos del país le interesan en lo que atañen a su lucha de clases y no en virtud de un ‘patriotismo’ burgués.”
El KKE, al igual que otros
partidos comunistas, tiene una historia rica y heroica. Desempeña un
papel de liderazgo en la lucha de clases, ha pasado un largo período en
clandestinidad, fue la fuerza dirigente contra la ocupación extranjera
en 1940-1944, protagonizó en dos luchas armadas en 1944 y en 1946-1949,
luchó en el período de la dictadura en 1967-1974 y los años que
siguieron. Ha sacado lecciones de la experiencias tanto positivas como
negativas, ha aprendido de sus errores. El fruto de este estudio han
sido las posiciones que hemos planteado como contribución en el debate
que se lleva a cabo en el Movimiento Comunista, que está obligado a
insistir y desarrollar su propia estrategia revolucionaria unificada en
oposición a la estrategia unificada del imperialismo.
Rio de Janeiro,
23-24 de marzo de 2012
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