31 de octubre de 2014
El Partido Comunista de la Federación Rusa asegura que en el país se
abren nuevas posibilidades para la lucha por el socialismo.
Durante el último evento del Partido
Comunista, Ziugánov estableció sus principales objetivos. El líder del Partido
declaró que “en el espacio postsoviético ha aparecido el capitalismo, un
sistema represivo y reaccionario. La economía de Rusia ha vuelto a su estado de
hace 50 años. Hoy en día se caracteriza por una industria y una agricultura
débiles, la dependencia de la importación, la pérdida de los vínculos
comerciales con los países de la CEI y una infraestructura destruida”.
El Partido Comunista propone reforzar el
sector industrial de la economía, incrementar el número de personas dedicadas a
la industria y crear sindicatos “rojos” que defiendan los derechos de los
trabajadores y que promuevan la política de los comunistas.
Además, el Partido desea ampliar su base
electoral atrayendo a profesionales intelectuales, que son una gran mayoría en
las grandes ciudades de Rusia. La necesidad de incrementar su público objetivo
se debe a dos razones: por un lado, el número de obreros en el país se reduce
de año en año; por otro lado, los mismos obreros nos siempre conceden su voto
en las elecciones al Partido Comunista.
El historiador político Iliá Budraytskis
señala que a mediados de los años 90 Guennadi Ziugánov contaba con el apoyo de
millones de votantes y podía realmente competir por el poder político contra el
entonces líder del país Borís Yeltsin en las elecciones presidenciales. Desde
ese momento, el Partido Comunista se ha debilitado considerablemente. “En las
elecciones rusas, el Partido Comunista cuenta con un determinado apoyo de la
población. Es un partido votado no sólo por pensionistas, sino también por
representantes de otras generaciones que se oponen a la injusticia social de la
sociedad rusa”.
El recuerdo
El vicepresidente del Centro de Tecnologías
Políticas, Alexéi Makarkin, señala que la mayoría de los rusos conservan buenos
recuerdos de la URSS, la gente recuerda una estabilidad, una justicia social y la autoridad del país
en la escena internacional: todo esto se corresponde con las ideas comunistas
en la sociedad rusa y en parte otorga votos en las elecciones al Partido
Comunista.
Sin embargo, según Makarkin, este partido no
puede calificarse como un partido comunista de izquierdas en el sentido
estricto, ya que está a favor de las normas tradicionales de la moral, lo cual
lo convierte al mismo tiempo en un partido conservador.
Makarkin señala que en la Duma Estatal el Partido Comunista es el partido más opuesto al poder. Critica la economía de
mercado y la política social del gobierno. Sin embargo, es capaz de alcanzar
acuerdos con el poder respecto a las cuestiones más importantes, por ejemplo,
ahora está totalmente de acuerdo con el programa de política exterior del país.
“De este modo, el Partido Comunista conserva
su dualidad y sigue siendo una parte equitativa del sistema político, ayudando
a mantener un equilibrio político. El Partido Comunista obtiene la mayoría de
sus votos en las regiones, donde el nivel de vida es más bajo. Es la segunda
fuerza política del país y en estos momentos no tiene ningún competidor real.
Como tampoco tiene un peso político real ni posibilidades de influir en las
decisiones clave del país, ya que la mayoría pertenece al partido en el poder,
Rusia Unida”, - comenta el politólogo.
Iliá Matvéiev, experto político y miembro del
Movimiento Socialista Ruso, comenta que los votantes del Partido Comunista
buscan la justicia social. En su opinión, los resultados electorales del
partido son modestos, aunque este partido ocupa en la mayoría de los casos el
segundo lugar en las elecciones a cualquier nivel tras Rusia Unida.
La tercera fuerza
“El problema del Partido Comunista consiste en
que en la actualidad coopera con la Administración del Presidente. Por esta
razón no puede realmente competir con Rusia Unida, que en las elecciones
representa al poder oficial, - comenta Iliá Matvéyev. – Sin embargo, el
movimiento de izquierdas en Rusia tiene perspectivas. Además de los partidos de
izquierdas inscritos en el sistema (el Partido Comunista y en parte Rusia
Justa), existen otros partidos de izquierdas sin representación parlamentaria:
exmiembros del Partido Comunista, pequeños grupos de extrema izquierda y
anarquistas”.
Según Iliá Matvéiev, el movimiento de
izquierdas, como el resto de las fuerzas políticas de la oposición, se
encuentra sumido en una profunda crisis debido al “giro conservador” en la política oficial del país. No obstante, los grupos de izquierdas son
precisamente la “tercera fuerza”, capaz de defender los intereses de la
mayoría.
“El movimiento de la oposición en Rusia es
principalmente liberal, - comenta Matvéiev. – La lucha de los liberales y el Kremlin en ocasiones
parece un extraño juego. Los liberales se oponen a la “minoría progresiva” del
resto de Rusia, mientras que el Kremlin se hace eco de esta idea y declara que
el poder oficial representa a todo el país. De este modo, la mayoría de las
personas acaban fuera del campo político, sin nadie que les represente. Los
grupos de izquierdas, que apelan a los intereses reales de la mayoría, son
quienes deben representar a estas personas. En el plano organizativo, los
grupos de izquierdas externos al sistema son bastante débiles, y la creación de
un partido de izquierdas independiente y firme sigue siendo una tarea
pendiente”.
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