Día del Trabajador en honor a mártires de Chicago
Instaurado
por la Segunda Internacional Socialista, el 1º de mayo se conmemora el
aniversario de la represión de una movilización y huelga obrera, en
defensa de la jornada laboral de 8 horas. Aunque ocurrió en Estados
Unidos, paradójicamente allí se lo denomina Día de la Ley.
Hoy
no será, como a veces se confunde, el Día del Trabajo, sino el Día
Internacional del Trabajador, puesto que la fecha no celebra la gracia
de tener empleo, sino a los obreros estadounidenses que defendieron la
jornada de 8 horas y a los mártires que fueron ahorcados por exigirla.
La
American Federation of Labor (Federación Estadounidense del Trabajo),
en manos de socialistas y anarquistas, había anunciado su resolución un
año antes: lo hizo en su IV Congreso, el 17 de octubre de 1884, y fijó
su ultimátum para el 1 de mayo de 1886.
Esto había despertado el
interés de otras organizaciones y hasta del propio gobierno, que veían
en la reducción de la jornada -por entonces de 12 y hasta 18 horas- la
posibilidad de generar más empleo y reducir la desocupación.
Con
este propósito, ya en 1868 el presidente de Estados Unidos, Andrew
Johnson, había promulgado la Ley Ingersoll, estableciendo para los
empleados del estado de Columbia y para todos los contratistas de obra
pública, la jornada de 8 horas.
Una veintena de estados imitaron casi en seguida ese gesto, pero en la práctica la ley Ingersoll apenas se cumplió.
La
prensa jugó entonces un triste papel: los principales diarios de la
Unión habían calificado la demanda por las 8 horas como "indignante e
irrespetuosa" o como "delirio de lunáticos".
Lamentablemente, tal
derecho en los Estados Unidos tuvo que esperar medio siglo para ser
aprobado: lo fue recién en 1935 bajo la presidencia de Franklin
Roosvelt.
En los meses previos al 1 de mayo de 1886, mientras
miles de trabajadores hacían correr el alerta de paro, las fuerzas
policiales iban siendo equipadas ex profeso con nuevas armas por
poderosas corporaciones que se oponían a las 8 horas.
Chicago -por entonces, la segunda ciudad más importante de los Estados Unidos- fue el centro principal de los tumultos.
Llegado
el 1 de mayo de 1886, Albert Parsons, líder de la organización
"Caballeros del Trabajo de Chicago", dirigió una manifestación callejera
de 200 mil trabajadores de esa ciudad, en demanda de la reducción del
horario laboral.
En los días siguientes se le unieron 350 mil en todo el país y la huelga nacional afectó a más de mil fábricas.
El
3 de mayo, August Spies, que dirigía un periódico obrero, dirigió otra
marcha de 6 mil trabajadores hasta la fábrica McCormick; cuando salieron
los obreros que no habían acatado el paro, recibieron una paliza; la
policía intervino, mató a un manifestante e hirió a muchos más.
El
4 tuvo lugar la masacre de Haymarket: Spies, Parsons, Georg Engel,
Louis Linng y Samuel Fielden citaron a los trabajadores frente al
mercado para protestar por la masacre del día anterior.
Nunca se
supo por qué ni por obra de quien -aunque se supone que fue por
accidente y dentro de un móvil policial- una bomba detonó y mató a un
policía, lo que sirvió de pretexto para perseguir a los cabecillas,
saquear sus casas y detenerlos.
El 21 de junio de 1886, 31
líderes fueron acusados de conspiración y asesinato; finalmente, la
acusación sólo prosperó contra ocho: los cinco nombrados fueron
condenados a la horca, dos a prisión perpetua y otro a 15 años de
trabajos forzados.
El fiscal le pidió al jurado: "Castigue a
estos hombres, haga un ejemplo de ellos, cuélguelos y salve nuestras
instituciones". La ejecución tuvo lugar el 11 de noviembre de 1887.
En
1889, en París, durante el Primer Congreso de la Segunda Internacional
Socialista, se decidió en su homenaje que el 1 de mayo se conmemoraría
mundialmente la solidaridad laboral.
En 1954 el papa Pío XII apoyó esta jornada de memoria colectiva al declarar la festividad de San José Obrero.
Paradójicamente,
en Estados Unidos, Canadá, Reino Unido y Andorra no se celebra el 1 de
mayo como Día del Trabajador. Por lo contrario, se lo denomina Law Day
(Día de la Ley).
En los Estados Unidos, el presidente Grover
Cleveland auspició otra fecha por miedo a que el 1 de mayo reforzara en
su país al movimiento socialista: allí es el primer lunes de septiembre y
se lo llama Labor Day (Día del Trabajo, no del trabajador).
A lo
largo del siglo XX y lo que va de éste, los beneficios para los
asalariados se acrecentaron en materia de derechos, mejor retribución y
amparo social, pero en la década anterior tales progresos retrocedieron
bajo la influencia del neoliberalismo. |
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