En la madrugada del lunes 8 de octubre, el Consejo Nacional Electoral
 (CNE) de Venezuela anunció la nueva victoria de Hugo Chávez. El 
resultado electoral confirmó todas las previsiones de los últimos meses y
 demuestra un progresivo aumento del apoyo popular al proceso de 
transformaciones sociales venezolano. Según el primer boletín del CNE, 
con el 90% de las urnas contabilizadas, Chávez obtuvo 7.440.082 (54,4%).
 El pueblo venezolano escribió otra bella página de su historia al 
derrotar al candidato de la oligarquía, de los grandes medios de 
comunicación y del imperialismo estadunidense. Y eso sería memorable 
aunque fuese por un voto. Pero la victoria fue por más de un millón de 
votos. La abstención fue de solamente un 19,1%, una de las más bajas de 
las últimas décadas. El principal opositor Capriles Radonski, del 
Movimiento Primero Justicia (MPJ), tuvo 6.151.544 votos (45%). 
El
 objetivo de este artículo es llamar la atención para el avance de la 
participación política y demostrar que hay una tendencia creciente de 
ampliación del apoyo popular a Chávez desde su primera elección en 1998.
 En 13 años, el país tuvo diversas elecciones y referendos de consulta 
abierta. El actual presidente disputó y ganó las contiendas de 2001, 
2006 y ahora 2012.
En 1998, Chávez enterró el llamado Pacto de Punto Fijo.
 Pese a la resistencia de la oligarquía venezolana, que en aquel 
entonces todavía concentraba el poder sobre la empresa Petróleo de 
Venezuela S.A. (PDVSA), vinieron abajo 40 años de alternancia de los 
partidos Acción Democrática (AD) y Comité de Organización Política 
Electoral Independiente (COPEI) en el Palacio de Miraflores. Chávez ganó
 las elecciones con un 56,2% ( 3.674.021 de votos) contra un 43,8% ( 
2.864.343 de votos ) de los demás candidatos . 
Pocos meses 
después, el mandatario cumplió una de sus antiguas propuestas y convocó 
un referendo popular sobre la posibilidad de elegir una Asamblea 
Constituyente con funciones de elaborar una nueva Carta Magna. Ese 
referendo fue aprobado en abril de 1999 con el 87,7% (3.630.666 de 
votos). Posteriormente se convocó la elección de la Asamblea Nacional 
Constituyente, cuando los partidarios de Chávez obtuvieron el 66% de los
 votos y eligieron el 90% de los parlamentares. En diciembre del mismo 
año, el proyecto de Constitución fue sometido a un nuevo referendo y 
aprobado con el 71,8%, equivalentes a 3.301.475 de votos.
A 
continuación, fueron convocadas para julio del año 2000 las llamadas 
mega-elecciones generales, ocasión en la cual Chávez fue nuevamente 
vencedor, ahora bajo la Constitución de 1999, con el 59,8% (3.757.773 de
 votos). El Polo Patriótico, bloque chavista, conquistó el 58% de los 
cargos de la nueva Asamblea Nacional. Los electores demostraron 
nuevamente su rechazo con relación a los partidos políticos 
tradicionales, que obtuvieron resultados bastante modestos: AD alcanzó 
33 diputados (el 16,1% de los votos) mientras COPEI eligió seis (el 
5,3%). Por primera vez en su historia, los dos partidos juntos 
alcanzaron solamente el 21,4% del total de votos.
La Constitución 
de la Republica Bolivariana de Venezuela es una de las pocas del mundo 
que establece la posibilidad de suspensión de mandatos del Poder 
Ejecutivo después de cumplida la mitad del ejercicio. Ese instrumento 
creó una oportunidad sin precedentes para que una parcela insatisfecha 
de la población, un 20% de los electores, pueda convocar referendos con 
el objetivo de interrumpir mandatos y convocar nuevas elecciones. Bajo 
amparo de esa norma, en agosto de 2004 fue realizado un referendo que 
ratificó a Chávez en la Presidencia con 5.800.629 de votos (59,1%) 
contra 3.989.008 de votos (40,6%).
En diciembre de 2005 fueron 
realizadas elecciones parlamentarias. Frente a la visible victoria 
abrumadora de las fuerzas bolivarianas, la oposición intensificó –a 
través de sus medios comunicacionales– una campaña en contra del Poder 
Electoral, el Consejo Nacional Electoral (CNE) y sus reglas. El grupo 
opositor reivindicó la eliminación de las máquinas capta-huellas, exigió
 que se contaran los votos manualmente uno a uno y casi pidió que se les
 regalaran 500 mil votos de ventaja antes de abrir la primera urna. 
Consciente de su derrota y resuelta a no reconocerla, la oposición hizo 
otra maniobra inaudita: se fugó de los sufragios, alegando inseguridad y
 falta de garantías de elecciones limpias. Después, los derrotados 
acusaron al gobierno de concentrar el 100% de los diputados de la 
Asamblea Nacional, del Parlamento Latinoamericano y del Parlamento 
Andino.
En las elecciones presidenciales de 2006, el margen de 
votos pro-Chávez continuó ampliándose. El candidato bolivariano obtuvo 
7.309.080 votos (62,8%) mientras la oposición sumó 4.321.072 votos 
(37,2%). El candidato opositor con más votos fue el entonces gobernador 
del estado Zulia -y hoy prófugo de la Justicia, Manuel Rosales, quien 
obtuvo el 36,9%. Rosales había sido miembro del partido Acción 
Democrática (AD), pero en 1999 fundó la agrupación “Un Nuevo Tiempo”. El
 día 12 de abril de 2002, cuando el golpe de Estado en Venezuela, fue al
 Palacio para firmar el decreto de posesión del empresario golpista 
Pedro Carmona, El Breve.
En 2007, 2008 y 2009 hubo otras tres 
elecciones que pueden enriquecer este análisis. Deben notarse las 
grandes diferencias entre elecciones presidenciales, sufragios 
regionales y referendos nacionales. Es evidente que la participación 
tiende a ser mucho más amplia en las primeras. Además, en las elecciones
 presidenciales se expresa efectivamente el apoyo o el repudio a un 
candidato específico, mientras que en las demás, dichas voluntades no se
 reflejan de forma totalmente clara y absoluta. En los comicios 
regionales, por ejemplo, puede ser que los ciudadanos no logren asociar 
un determinado candidato bolivariano con la figura de Chávez y con la 
Revolución. Es decir, hay estados y municipios en los cuales el Partido 
Socialista Unido de Venezuela (PSUV) perdió la elección sin que eso 
signifique que Chávez perdería si fuera candidato.
La propuesta de
 Reforma Constitucional de 2007 fue la primera y única derrota electoral
 de Chávez. De manera poco planificada, el gobierno intentó aprovechar 
el elevado índice de popularidad del proyecto bolivariano para quemar 
etapas. Propuso la modificación de 69 de los 350 artículos de la Carta 
Magna de 1999. La iniciativa fue derrotada: 50,7% (4.379.392 de votos) 
contra 49,3% (4.504.354 de votos). Una diferencia de menos de 125 mil 
votos en un universo de casi 17 millones de aptos a votar. La 
expectativa de la oposición estaba basada en esa victoria apretada 
contra la Reforma, no exactamente contra Chávez. Por un lado, la 
oposición relacionó su victoria en la Reforma con un rechazo a Chávez. 
Por otro lado, es posible suponer que casi 3 millones de partidarios de 
Chávez no asociaron la Reforma con el presidente. La abstención fue del 
45% y se puede decir que en ese día los chavistas simplemente no fueron a
 votar.
En noviembre de 2008, ocurrieron nuevos comicios 
regionales, en 22 de las 23 gobernaciones y en las 327 alcaldías 
venezolanas. Las elecciones confirmaron de nuevo la amplia supremacía de
 las fuerzas bolivarianas. Aunque el voto continúe siendo optativo en el
 país, no obligatorio, el sufragio presentó un índice de abstención del 
35%, uno de los menores de la historia de las disputas regionales del 
país. Había 16.699.576 inscritos en el registro electoral, número que 
aumentó mucho desde 2003, con la Misión Identidad. En el período del Punto   Fijo
 muchos pobres no tenían documentos, lo que reducía la abstención y 
encubría la pobreza, el analfabetismo y otros indicadores económicos y 
sociales. 
Los resultados post-2008 demuestran que el mapa 
nacional continuó “ teñido de rojo ” , ahora con el PSUV como principal 
agremiación: ganó en 17 de los 22 estados en disputa (un 77,3% del 
total) y en 265 de las 327 alcaldías (un 81% del total). La base de 
apoyo a Chávez superó los 5,7 millones de votos. Otra vez vale recordar 
que una cosa es votar por un candidato del partido de Chávez y otra 
cosa, distinta, es votar por él. La oposición (UNTC y MPJ, acompañados 
por lo que todavía queda de AD, COPEI, URD, MAS, Causa Я y Podemos) ha 
mantenido más o menos el mismo número de votos de los últimos procesos 
electorales (4,5 millones en 2007).
Aún sobre las elecciones de 
2008, cabe resaltar que la oposición conservó el poder en las 
gobernaciones de Nueva Esparta (Isla Margarita) y Zulia, además de haber
 conquistado los importantes estados Miranda, Carabobo y Táchira (los 
últimos dos por un margen muy pequeño de votos), así como la Alcaldía 
Metropolitana de Caracas. Hay otros seis puntos importantes: 1) el 
ex-vicepresidente de la República y gobernador Diosdado Cabello fue 
derrotado en el estado Miranda por Henrique Capriles Radonski; 2) el 
ex-ministro Aristóbulo Istúriz perdió las elecciones de la Alcaldía 
Mayor para Antonio Ledezma (ex-AD); 3) el ministro Jesse Chacón fue 
derrotado en la popular parroquia Petare para un candidato del partido 
Primero Justicia (ambos obtuvieron mucho menos votos que las 
abstenciones); 4) un 55,3% de los votos totales de la oposición 
provienen de los estados Zulia, Carabobo, Miranda y Caracas (las áreas 
de mayor producción industrial); 5) los estados Zulia y Táchira tienen 
alta relevancia geopolítica por tener cerca de 700 kilómetros de 
frontera con Colombia; y 6) Manuel Rosales, el prófugo, ganó con un 60% 
la alcaldía de Maracaibo, que era gobernada por el PSUV.
Pese a 
los tropiezos, el resultado expone una victoria de Hugo Chávez y las 
fuerzas nacionalistas. Uno de los primeros acontecimientos posteriores 
al triunfo fue el rescate de la discusión sobre la relección 
presidencial. El tema era crucial para la continuidad del proceso bajo 
liderazgo de Chávez. El articulo 230 de la Constitución de 1999 preveía 
que: “ El periodo presidencial es de seis años. El presidente o 
presidenta de la República puede ser reelegido o reelegida de inmediato y
 una sola vez para un nuevo periodo ” . La Asamblea Nacional aprobó y el
 Consejo Nacional Electoral convocó un referendo popular para la 
aprobación o no de una Enmienda Constitucional. En medio a las 
discusiones, la propuesta fue ampliada, abarcando la posibilidad de 
reelección también para gobernadores, alcaldes y diputados (nacionales y
 regionales). 
El día 15 de febrero de 2009, 6.310.482 venezolanos
 votaron por el “ Sí ” , que obtuvo 54,8% de los votos validos. El “ No ”
 , que aglutinaba los partidarios de la oposición, alcanzó 5.193.839 de 
votos (45,1%). Mientras Chávez obtuvo 7,3 millones de votos en las 
elecciones presidenciales del 2006, su propuesta para poder postularse a
 la relección por tiempo indefinido tuvo 6,3 millones. Ese resultado 
puede ser interpretado de diversas formas. Una es que había gente que 
apoyaba Chávez pero no estaba de acuerdo con la posibilidad de relección
 indefinida. Otra conclusión posible es que una cantidad de partidarios 
de Chávez no hayan dado la debida importancia al referendo y a la 
propuesta de relección. Una tercera interpretación, la asumida por la 
oposición, argumenta que entre 2006 y 2009 Chávez ha perdido cerca de 1 
millón de seguidores. 
El nuevo triunfo del presidente, en 2012, 
amplía el horizonte de transformaciones estructurales de Venezuela. El 
gobierno ha fortalecido el papel del Estado en la economía, con mayor 
poder para planificar e implementar políticas, buscando intervenir – con
 creciente participación popular – en los principales medios de 
producción. Internamente, el petróleo ha financiado la estructuración y 
el fortalecimiento del mercado nacional, con un proceso soberano de 
industrialización (distinto a la industrialización dependiente y 
asociada a las transnacionales, llevada a cabo a partir de los años 
sesenta por Rómulo Betancourt y Nelson Rockefeller), la creación de 
nuevas empresas básicas e importantes obras de infraestructura. 
Paulatinamente,
 los recursos que antes habían sido canalizados para las compañías 
petroleras o hacia cuentas bancarias de la élite privilegiada, fueron 
transformados en herramienta del Estado para combatir la pobreza y la 
economía rentista, improductiva e importadora. Externamente, los 
recursos del petróleo han sido utilizados como instrumento para la 
integración latinoamericana y caribeña, así como para el impulso a la 
construcción de un mundo multipolar. Venezuela ha asumido una nueva 
posición en sus relaciones internacionales: intenta diversificar su 
producción y sus exportaciones; diversificar los orígenes y los destinos
 del intercambio, no dependiendo comercialmente de un país comprador o 
un país proveedor.
La gran victoria de Chávez abre las puertas, 
por lo menos hasta 2019, para un camino largo hacia la consolidación de 
un país independiente, soberano e industrializado. El gran espectáculo 
democrático de todos los venezolanos debería ser suficiente para abrir 
los ojos de los desinformados. Debería ser suficiente para ridiculizar a
 los grandes medios de comunicación, que niegan lo que es innegable. 
Ganó Chávez, de nuevo. Ganó la democracia en Venezuela. Los derrotados 
fueron la élite liberal y privatizadora, las transnacionales del 
petróleo y del gas, los poderosos medios de comunicación. Junto a los 
perdedores, por detrás de ellos, están la CIA y el Departamento de 
Estado de los Estados Unidos. 
* Luciano Wexell Severo es profesor   de   Economía,   Integración   y   Desarrollo   en   la   Universidad   Federal   de   la   Integración   Latino-Americana,   Brasil.   Doctorando   en   Economía   Política   Internacional   en   la   Universidad   Federal   de   Río   de   Janeiro   (UFRJ).   Autor   del   libro “ Economía   venezolana   1899-2008,   La   lucha   por   el   petróleo   y   la   emancipación ” . 
 

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